lunes, 18 de marzo de 2013

las cicatrices van por dentro.

Las miro y siento que dicen todo lo que he guardado, son las únicas que me han acompañado durante tanto tiempo, las que me han devuelto un poco de fuerza después de quitarme mucha otra, son las que al abrirse intentaban cerrar heridas ya abiertas.
Son mis sentimientos derramados gota a gota, son sentimientos únicos que tienen color, el de la derrota y la culpabilidad. No me preguntes la razón de esta agonía, esa razón es ahora mi vida, no quiero cambiarla, no quiero renunciar a mi pasado, a mi presente, a mi futuro.

Las esperanzas se desvanecieron por segundos, el tiempo pasa y no quiero barrer las cenizas, no quiero que se las lleve el aire como otra cosa más, me aferro a ellas como clavo ardiendo que nunca deja de quemar, pero yo avivo el fuego, hago que tenga más llama. 
No quiero que se extinga el motivo de mi existencia, una existencia ahora vacía, sin sentido, sin perdón, no quiero volver a sonreír si no me acompaña su mirada, me niego a respirar si no es a su lado, ya no quiero nada.
Renuncié a la felicidad como quien cierra un libro, pero ya no duele, imploré tu llegada cada día a la luz del alba, con amaneceres teñidos de rojo, quise ser la libertad de tu palabra, el motivo de tu sonrisa.