Todo se derrumbó... todo se ha convertido en añicos demasiado pequeños, todo se derrumba a grandes pasos. Hasta ahora he avanzado por un laberinto del que no he sabido salir, un laberinto de espejos que nunca han reflejado la realidad pero si el dolor, las lagrimas y la impotencia...
Hace demasiado tiempo que perdí de golpe, así, sin más, las ganas de vivir, mi entusiasmo, mi alegría, mi verdadera felicidad, y lo que no sé es si alguien habrá notado esa ausencia, la mía en general.
Sabéis lo que cuesta avanzar por el agua? cuando todo va contra corriente y cada vez cuesta más y más avanzar porque los movimientos se vuelven más difíciles y pesados, porque cada movimiento hace daño y consigue agotarte, pues yo siempre estoy metida en el agua y parece que empiezo a ahogarme.
He llegado a odiarme mi misma hasta la perfección, he sido capaz de despreciarme como quien más, pero nunca lo he sacado al exterior, mi odio va por dentro y sabe cavar profundos abismos sea donde sea.
Me podrían llamar estúpida o como quieran, los adjetivos van a gusto del consumidor, pero no me importa, nací así, me enseñé a callarme las cosas y guardarlas con candado y a expresarlo todo en un papel, escribiendo cada parte de mi vida, cada maldito sentimiento que me corroe las entrañas...
Demasiadas veces es el papel el único que me entiende, el que me escucha sin marcharse, el que recoge el mar de lagrimas...lagrimas que nadie ve.
Podría decir que mi vida es más corta que el Titanic, que yo me hundí mucho antes, que toqué fondo y volví a caer, un poco más, pero lo hice, todo lo que sea cuestión de mantenerse en el subsuelo, yo sé hacerlo, no hay problemas.
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