miércoles, 7 de noviembre de 2012

OSCURIDAD.

Me levanté una mañana sabiendo que ya no amaba. Me levanté en un día gris, pues mis ojos no percibían la luz del sol. Me miré al espejo y no supe reconocerme. Permanecí petrificada con la mirada perdida en aquella proyección. No recuerdo cuanto tiempo estuve observando aquella imagen, mientras afloraban lágrimas en mi corazón. No recuerdo cuanto tiempo estuve percibiendo fragmentos de mi vida, mientras me preguntaba una y otra vez, a quién pertenecía aquél reflejo turbio. Cerré los ojos aturdida. Mejor ver sólo los fragmentos, alegres recuerdos de momentos vividos, si mejor así, sólo fragmentos. Mejor en la oscuridad que con aquel rostro amargo mirándome. Ahora sí que puedo ver con claridad mis imágenes archivadas y noto cómo sonríe mi corazón. Quiero vivir para siempre en ellas, aferrarme con toda mi alma, con todo mi ser. Quiero agarrarme a cada momento vivido, abrazarlo. Quiero envolverme con mis recuerdos y ahora sé como hacerlo. Ahora sé como custodiarlos para siempre en mi memoria. Ahora sé que puedo verlos y existir siempre en ellos. Ahora sé cómo mantenerlos continuamente presentes, ahora he descubierto que puedo hacerlo. Ahora sé cómo, sé que es fácil, sé que puedo desde la oscuridad y ahora también sé que nunca saldré de ella.
Ana Belen Rodriguez Ros.

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